miércoles, 24 de junio de 2009

Taxi Driver

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Si bien Taxi Driver no logró consagrar en su momento al director Martin Scorsese, se convirtió con el tiempo y con justicia, en una pieza de culto considerada como una de las mejores películas de su década (70). La historia transcurre en Nueva York, ciudad natal de Scorsese, en la post guerra de Vietnam.

Su protagonista es Travis Bickle (interpretado magistralmente por Robert de Niro). Se trata de un veterano de aquella guerra, quien padece depresión e insomnio. La vida nocturna es lo que le toca vivir, calles sucias, malolientes, decadentes. Travis pasa horas escribiendo cuánto le molesta la gente, la ciudad, o más bien cuánto odia a quienes llenan esas calles cuando cae la noche.

Para hacer frente a su insomnio, que de a poco se ha transformado en paranoia, Bickle se vuelve taxista nocturno. Viajando con un profundo malestar por lo sucio que le parece la ciudad, Travis refuerza sus odios a diario con la floreciente prostitución del lugar. Un sinfín de borrachos, de violencia, depravación, los peores males de una sociedad salen a relucir a lo largo de la historia, dando razones de sobra a un tipo inestable emocionalmente, que de un día a otro decide cambiar esta condición.

En el camino se encuentra con Iris (Jodie Foster), una pequeña prostituta corrompida que le hace ver que en la vida hay excepciones. Tomándose la justicia con sus propias manos, Travis intenta salvarla de la depravación, pasando así, de ser un desequilibrado mental a un héroe capaz de reconquistar y re encantar a una sociedad tanto o más enferma que él mismo.

Las locaciones fueron muy bien escogidas, es posible sentir la pestilencia de la ciudad. La iluminación tenue, nos inserta en una mente tenebrosa, capaz de matar, de engendrar odio, de hacer planes maquiavélicos en los que el bien al prójimo no tiene lugar. Con todo, da la impresión que Scorsese tiene una visión muy negativa de la ciudad en la que nació.

La banda sonora, rock y música independiente, movimientos de cámara rápidos, desenfoques, otros movimientos de la cámara se tornan lentos, mucho uso de primeros planos, también se muestra al taxi en movimiento. La mayoría de las tomas nos hacen partícipes de la historia, y es que el director supo traspasar cierto realismo, complementado sin lugar a dudas con una brillante actuación de Robert de Niro por la que ganó una nominación al Oscar como mejor actor.

Fue tal la conmoción que causó la película, que varios fanáticos adoptaron el estilo de Travis, su peinado, algunos rasgos de su comportamiento, mientras otros, llegaron más lejos. John Hinkley, el psicópata que atentó contra Ronald Reagan, declaró haberse inspirado en la cinta para llevar a cabo su ataque. Estaba tan obsesionado con la actuación de Jodie Foster, que imitando el ejemplo del protagonista del film, declaró en el juicio en su contra, haber atentado contra Reagan para impresionar a la joven actriz.


En esencia, la película es tan lenta como necesita serlo, crítica como el período post guerra obliga a la inspiración, tan oscura como la mente de Travis, odiosa así la vida en Nueva York por las noches, cruda como la realidad y retorcida al igual que una sociedad intolerante, indiferente a la violencia, a la prostitución y a la corrupción.

1 comentario:

  1. No he visto la película, pero el comentario es más que buen indicador de que me he perdido de algo.

    Esas calles de los suburbios de Nueva York después de Vietnam, realidades tan típicas que representan lo que sucede en las sociedades después la guerra, o al menos la visión descarnada de quienes la vivieron presencial o emocionalmente; nihilismo, y luego decadencia.

    Saludos

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